PORQUÉ SE ENSEÑA A TEJER EN LAS ESCUELAS WALDORF
Los niños mantienen
las agujas en ambas manos, asignando a cada mano su respectiva actividad,
estableciendo así de inmediato “la lateralidad”, así como también el control
del ojo sobre la mano, logrando
desde el principio un grado de control sobre su voluntad.
La mano derecha debe introducir una aguja en el
lazo de hilo que está en la aguja izquierda, logrando en el proceso atar un
nudo. Sólo un constante control de la mano puede lograr tal hazaña, por lo que
el poder de concentración se transforma en el despertar, de hecho, no existe
otra actividad realizada por los niños de siete u ocho años de edad que puedan
evocar este nivel de atención.
Mediante el uso de diferentes colores y diferentes
cantidades de filas el maestro fomenta a través del tejido la atención de los
números y la flexibilidad en el pensamiento. Como los niños aprenden más de
aritmética, los profesores pueden elaborar modelos que requieren dos filas de
azul, seguido de cuatro hileras de amarillo seguido de seis hileras de azul,
etc. De esta manera se refuerzan las habilidades numéricas, pero de forma
agradable.
Toda esta formación ayuda a la concentración,
logrando fortalecer “la voluntad de enseñar a pensar”. Y esta habilidad es la
que permitirá a los niños lograr la capacidad de resolución de problemas en
años posteriores.
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