sábado, 15 de noviembre de 2014

EN CASA DEL INGENIERO, TABLETA DE MADERA.
Steve Jobs

La gran mayoría de los padres expertos en tecnología restringen el uso de dispositivos a sus hijos en casa y en la escuela.

Ser hijo de famoso puede suponer una clara serie de ventajas, pero también algunos contratiempos, como ilustran algunas de las historias de las revistas especializadas. Aunque no pasa sólo con los personajes relacionados con el mundo del espectáculo, sino también con el nuevo tipo de ídolos de la era tecnológica. En muchos casos, los gurús que han inspirado productos destinados a millones de clientes en todo el mundo mantienen a su progenie alejada de sus propias creaciones.

Hace unos días, un periodista de The New York Times, Nick Bilton, explicaba que a finales del 2010, cuando el primer iPad de Apple llevaba ya unos meses en el mercado con un gran éxito, preguntó al fundador de la compañía, Steve Jobs, si a sus hijos les gustaba la tableta. "No la han usado", le respondió. "Limitamos cuánta tecnología pueden usar los niños en casa", apostilló. Pero aquella sorprendente respuesta en el hombre que lanzó productos como el iPod y el iPhone no era sólo una excentricidad. Es una tendencia entre muchos de los grandes expertos de la tecnología de consumo.

De hecho, en Silicon Valley, donde están las principales compañías tecnológicas de Estados Unidos (y del mundo), hay una escuela Waldorf, un tipo de centros en los que no se utilizan pantallas ni ordenadores. A este colegio, ubicado en la localidad de Los Altos, acuden hijos de empleados de compañías como Google, Hewlett-Packard, Apple o Yahoo. Y no todo el mundo puede permitírselo, porque la escuela no es precisamente barata.

Muchos de los padres de alumnos de esa escuela son auténticos expertos tecnológicos en sus compañías, pero sus hijos pasan una parte de su infancia alejados de los gadgets y sin conocer internet. La tecnología en este centro no se utiliza para ninguna de las actividades pedagógicas. 

En el corazón de las compañías tecnológicas, los hijos de ingenieros informáticos pueden crecer aislados de ordenadores, tabletas y móviles. El diario neoyorquino citaba a directivos y fundadores de empresas como Blogger, Twitter o iLike entre las personas que mantienen la tecnología alejada de sus hijos.

En la biografía autorizada de Jobs, escrita por Walter Isaacson, no aparece nada al respecto. El biógrafo admite que nunca se le ocurrió preguntar por el tema, pero también asegura que en las reuniones familiares nunca vio a nadie sacar un iPhone ni un iPad. 

En ese libro se explica que en el último encuentro entre Jobs y el fundador de Microsoft, Bill Gates, ambos charlaron sobre sus hijos: "Comentamos lo difícil que era ser uno de nuestros hijos, y cómo nos esforzábamos por aliviar aquella situación". En este último caso, los niños tenían una frustración añadida. Sus padres, como confesó una vez Melinda Gates, no les han permitido nunca tener el iPod que pedían, porque lo suyo debía ser Microsoft.

FRANCESC BRACERO
"La Vanguardia" 19/09/2014
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