Lo que raramente se dice y se
piensa sobre educación
(Por Antonio Aramayona Profesor de filosofia y escritor)
0. Educación e instrucción no es
lo mismo. La instrucción, sin duda necesaria, es una parte auxiliar al servicio
de la educación. A los ministros de Educación actuales se les debería llamar
solo ministros de Instrucción.
1. En un
centro de enseñanza hay mesas, sillas, aulas, ventanas, paredes, ordenadores...
y alumnado. El mobiliario es un objeto inanimado y el alumnado, al parecer,
también: raramente se le pregunta algo, pues se le supone carente de criterio,
de voz y de voto aun en cuestiones de enorme relevancia que le atañen
directamente.
2. Un
alumno ejemplar es el que calla si no se le pregunta, y también el que responde
con exactitud lo que el profesor pregunta en clase o en el examen. Es decir, el
más obediente. Ni más ni menos, pues, que un ciudadano ejemplar.
3. Al
sistema educativo le interesa principalmente que los engranajes encajen y la
máquina esté en funcionamiento. Al sistema le preocupa sobre todo que cada
pieza esté en su sitio y que cada movimiento se ejecute a la hora prefijada,
sin que nada ni nadie cree problemas.
4. Al
sistema educativo, como a cualquier otro sistema que se precie de serlo, le
importa muy poco que la gente piense, más aún, estima que es mucho mejor que
apenas piense o hable. El sistema educativo forma parte de un sistema global
que consideraría una peligrosa amenaza que las personas piensen por su cuenta y
posean un criterio propio para analizar y encarar el mundo y la vida.
5. Saber,
en esencia, es saber pensar, y no simplemente saber cosas o datos.
6. Pensar es siempre una acción personal (personal no equivale a individual o aislada), que
emerge desde el interior de y se sumerge dentro de cada uno. Saber no equivale
a memorizar. De hecho, olvidamos casi todo, una vez que hemos hecho y superado
el examen.
7. Se
aprende a pensar o no se aprende nada. Se enseña a pensar o no se enseña nada.
8. Para
aprender algo hay que entenderlo previamente. Para entender algo, hay que
atender previamente a ese algo. No se atiende realmente si no hay interés por
ese algo, si no resulta interesante. Poco o nada es interesante, si no tiene su
origen y a la vez no desemboca en el gusto, en el placer, en el disfrute.
9. El
placer de saber y de aprender puede llegar a ser a veces inseparable amigo del
esfuerzo. El placer de saber puede anhelar a veces lo difícil y lo costoso, en
lugar de los caminos trillados y los horizontes planos.
10. El
placer de saber también se enseña. Si no se enseña el placer de saber y si no
se enseña con placer, la actividad de la enseñanza es un acto baldío, vacío. Si
no se aprende el placer de saber y si no se aprende con placer, la actividad
del aprendizaje es igualmente un acto baldío, vacío.
11. En la
cultura judeocristiana-occidental han tratado de inculcarnos el valor del
sacrificio (asociado con el displacer) hasta los mismos tuétanos. En cambio, no
han sido vistos con buenos ojos los planteamientos que sitúan el principio del
placer (Epicuro o Freud) en el ámbito de las motivaciones humanas básicas.
12. Aristóteles comienza el libro A de la Metafísica diciendo: "Todos
los seres humanos anhelan conocer por naturaleza". La necesidad
de saber es para él tan natural como respirar, comer o dormir. Otra cosa es que
por meter a unos seres humanos de corta edad en un recinto escolar concluyan
que el saber está encerrado en unos libros de texto y que estos libros no pertenecen
al área de las cosas más ajenas a sus vidas.
13. Según
afirma Ortega y Gasset en muchas de sus obras, comenzamos a ser propiamente
humanos cuando sentimos la necesidad de saber. Conociendo, no solo conseguimos
saber a qué atenernos con las cosas del mundo, sino también saber a qué
atenernos con nosotros mismos. La vida no es vivible sin la incesante aventura
del preguntar y el hallar, del conocer y el indagar. ¿Es eso lo que se hace en
la escuela?
14. La
mayor parte del alumnado se siente a disgusto en la escuela o a causa de la
escuela; incluso también cuando piensa en la escuela. Sin embargo, eso no
preocupa, de hecho, a casi ningún adulto.
15. ¿Por
qué muchas de las horas de clase suelen ser a veces tan mortalmente aburridas?
16. En la
escuela se debe impartir conocimientos científicos y racionales, no creencias.
17. El
objetivo esencial de la escuela es ayudar a cada alumno y alumna, según sus
peculiaridades, a ser una persona libre, responsable, con criterio propio,
solidaria y dotada de los instrumentos profesionales adecuados para ganarse
dignamente la vida según sus deseos, siempre que ponga los medios para ello. De
lo contrario, la escuela apenas sirve para otra cosa que para que el alumnado
suspire por las vacaciones, los puentes y los fines de semana. Ese es el
verdadero fracaso escolar.
18. Así acaba el penúltimo capítulo del libro de Daniel Pennac Mal de escuela (Mondadori,
2009):
"- ¡Vamos, dilo!
- Te digo que no puedo. Si sueltas esta palabra hablando de instrucción (educación),
te linchan, seguro.
- ...
- ...
- ... El amor".
Publicado: 30/07/2014
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