“La escuela
tradicional está colapsando”,
entrevista a Noemi Paymal, antropóloga
Posted on 8 abril, 2015 by Cambiemos el MUNDO, cambiemos la Educación
“No le echo la culpa a ningún profesor o sistema, porque el
cambio fue más rápido que la capacidad de manejar el asunto”.
La nueva generación de niños inquietos que llenan los colegios de
todo el mundo necesita una escuela en las antípodas de la tradicional. O, lo
que es lo mismo, una
institución que no confunda chicos movedizos con hiperactivos o con déficit de
atención, que motive a los alumnos, que no los aburra ni los disperse.
Una escuela vital, “biointegral” que base las técnicas de enseñanza en las emociones sin descuidar el
intelecto. A grandes rasgos, ese es el planteo de Noemí Paymal,
antropóloga francesa que trabaja hace años en América latina.
La especialista en educación alternativa y directora del Centro de
Investigación Pedagógica
3000 La Paz, en Bolivia, asegura que existen herramientas muy
sencillas y efectivas para tratar con los chicos del “tercer milenio”. Habla de
una pedagogía holística
que entienda y atienda las necesidades de los niños y jóvenes de hoy.
-Los docentes suelen decir que no tienen herramientas para
incluir a los chicos hiperactivos. ¿Qué pueden hacer?
–Las investigaciones
demuestran que el 80 por ciento de los niños de ahora han cambiado su manera de
aprender, su nivel afectivo, su interés emocional; su hemisferio derecho es más
rápido, puede hacer varias cosas a la vez, es autodidacta y tiene intereses
múltiples. Hay muchas herramientas desde lo físico, lo intuitivo,
lo emocional, lo multicultural, lo ecológico, lo ético.
Hay
muchas herramientas pedagógicas hoy en día, que apuntan a desarrollar varios
ámbitos del ser humano, desde lo físico hasta lo intuitivo, lo emocional, lo
multicultural, lo ecológico, lo ético…
Antes
se apuntaba sólo a lo intelectual, lo cognitivo. Y ya sabemos que no funciona.
– ¿Algún ejemplo?
–
Por ejemplo, podemos empezar con recuperar todos los niveles de desarrollo del
cuerpo. El niño
tiene que moverse cada 20 minutos en primaria y si es más pequeño tiene que
hacerlo todo el tiempo. Decirles
que no se muevan es como pedir a la planta que no crezca o al sol que se pare;
es su naturaleza y hay que anclar el conocimiento con el movimiento.
– ¿Vale para todos los niños?
–
El 80 por ciento de los niños de ahora es así. No son hiperactivos sino que tienen necesidad
de moverse, tienen intereses múltiples. Necesitan jugar casi todo el tiempo
hasta los 10 años. El niño de hoy no es lineal, es holístico, ve
todo a la vez. Si
no se usa el hemisferio derecho se atrofia y después se llega a una sociedad
intelectual como la nuestra, que no está equilibrada.
– ¿Estas características son iguales en todo el mundo?
–
Es igual en los 15 países que hemos investigado. Como antropólogos estamos
planteando un cambio de la humanidad en su conjunto, el cambio es muy rápido.
Se ha dado en 40 años, que es nada en relación a la evolución de la humanidad.
– ¿Cómo se han adaptado las escuelas a este cambio tan
vertiginoso?
-No
se han adaptado. No le echo la culpa a ningún profesor o sistema porque fue más
rápido que la capacidad de manejar el asunto. Antes los cambios eran lentos,
había leves diferencias entre generaciones. Ahora son tan veloces que el niño rebasó al papá y a los
profesores. A esta rapidez hay que reconocerla y atenderla.
– ¿Qué genera la falta de adaptación?
-Que los niños la pasan mal, de allí las altas
tasas de suicidio en adolescente y depresión infantil en el mundo. Lo pasa mal
también el profesor porque no tiene herramientas, porque en su época no era
así. Y lo pasan mal los papás. Bueno, sufre toda la sociedad.
– ¿Qué herramientas pedagógicas se pueden usar? Herramientas cognitivas, y también
herramientas emocionales, biointeligentes o biolúdicas, las “intuitivas” y las
herramientas que trabajan en la conexión mente-corazón.
–
Claro que vamos a seguir enseñando con herramientas cognitivas, pero lúdicas y
con desafíos. El niño va a hacer su proceso hasta que encuentre la solución. Un buen profesor no debe
dar la solución, tiene que esperar que el niño la encuentre. Otra
herramienta es la emocional. Siempre hay que trabajar la autoestima, reconocer
sus sentimientos y los del otro. Esto previene los problemas
de violencia. Hay
herramientas biointeligentes o biolúdicas con las que se trabajan
todos los aspectos del ser humano. No hay que concentrarse tanto en lo
intelectual y no importan las notas. Están también las herramientas sensibles e
intuitivas, con las que el niño puede hacer juegos para sentir la energía. Los
niños son muy sensibles a pesar de que son inquietos y tercos, lo que suele ser
una fachada para protegerse de una suma sensibilidad. En las investigaciones
que hicimos, el
80 por ciento de esos niños tienen hiperestesía, una sobreactivación de todos
los sentidos físicos. Si uno
grita, él lo siente más fuerte. Su vista es más aguda. Las herramientas
biointeligentes funcionan por sí solas (tejer, cocinar, huerta). Hay también
herramientas que trabajan en la conexión mente-corazón donde se afianza la
fuerza personal.
-¿Por qué se cree que los chicos de hoy son como son?
-La
lógica habla de medios más estimulantes en los medios de comunicación, del
bombardeo de información desde el nacimiento. Vienen tecnológicamente más
avanzados, pero
también emocionalmente muy maduros, con una percepción precoz y una
sensibilidad que no habíamos pensado. Creíamos que al llegar la
computadora tendrían una visión individualista, pero nacen con una
suprasensibilidad, una percepción alta, lo que nos da mucho aliento. Los niños son una
manifestación de este cambio masivo. Y porque es masivo, la escuela está
colapsando.
– ¿Cuánto potencial se desperdicia cuando no hay estímulo
necesario?
–
Más de la mitad (por decir alguna cifra). El coeficiente emocional es más importante que el intelectual.
Si un niño no está atendido en su parte afectiva retiene sólo el 20 por ciento
de los datos de la clase. Casi no vale la pena enseñar.
– ¿La educación alternativa se aplica en grupos pequeños?
–
Lo ideal es tener grupos de ocho a once niños y dos adultos. Si no se puede, el
profesor puede dividir la clase en varios grupos, hacer islas con las mesas y
que trabajen en grupo. Me gustaría ver papás que ayuden por turno, para
ofrecerse de asistentes. Hay que pensar que es un reto al que hay que darle solución ya.
Buscar herramientas en que el niño pueda canalizar su tremenda energía y
creatividad.
– Un sistema así es muy difícil de instrumentar
masivamente. ¿Hay otra alternativa?
–
Si, por ejemplo realizar actividades extraescolares. Basta que una vez a la
semana, el niño o el joven tenga un lugar “seguro emocionalmente” donde pueda
hacer su proceso personal, recuperar su autoestima, “conectarse”. O dar técnicas antiestrés a
los profesores y a los papás, porque si ellos están bien, los niños van a estar
bien en clase.
– ¿Cuáles son los resultados desde lo académico?
-El niño atendido en todos los niveles de
desarrollo tendrá conocimientos pero, además, será equilibrado como ciudadano,
como ser humano.
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